
El Granada C.F. visitaba al Real Jaén, un equipo dispuesto a demostrar porqué está en la posición que está. Afrontábamos el último de los partidos de una complicada parte del calendario liguero, contando con Betis B, Cádiz y Poli Ejido. Aun sin haber conseguido ganarles, la mejoría estaba siendo más que evidente , tanto en el juego como en el ánimo generalizado, pero La Victoria no sería un escenario demasiado asequible para ratificar esa recuperación.
Con la necesidad de ganar, la presión de ver lejano el objetivo, y notando a los rivales muy encima, consiguiendo abortar cada pase, cada jugada, sin huecos ni errores de marcaje, los rojiblancos se

bloquearon ante la impotencia, quedando a merced de un Jaén, que sin ser brillante ni hacer un gran partido, materializó sus llegadas claras y algún regalito fruto de imprecisiones.
No vimos un gran despliegue de fútbol, ni soberbias ocasiones. Simplemente supieron ahogar al rival, aprovechar la baja moral y esperar errores para certificar un 3-0 , que enciende la alarma, no tanto por lo que en el partido se vío, como por por la posición en la que nos quedamos.
No deja de ser reseñable el concepto de "crítica co

nstructiva", de algunos de los aficionados que juzgaron como apática la actuación de los nuestros. Es, sin duda, digna de estudio esa actitud, volcando su frustración y desengaño por los resultados y transformándola en insultos e improperios hacia sus propios jugadores y todo el que se ponga por delante. Lo impresionante de esto es que se hace con la convicción de que es necesario para sumar, para ayudar al club.
Que no se malinterprete. No se trata de dar palmadas en la espalda o hacer como si no pasara nada, pero por dificil de comprender que pueda resultar, cagarse en los muertos de alguien, no hará que el juego mejore mágicamente, por muy a gusto que se monte uno en el autobus.
El desplazamiento a Jaén, practicamente un clásico

peñístico, se realizó acompañado de las batallitas del viernes, y anécdotas que iban surgiendo al rebuscar entre recuerdos o entre sueños. Alguno incluso encontró el cuerpo del delito binguero en sus propios bolsillos. Vaya planta.
Durante el partido, por momentos, nos sentimos como si estuvieramos en exóticos parajes árabes lejanos a Jaén, ya que surgían de la grada extrañas llamadas a la oración más propias de un almuecín o de los momentos antes de una batalla por la yihad. Esta influencia tuvo que ser contrarrestada con un rosario en el camino de vuelta agradeciendo no haber sido lapidados por infieles.
No podría cerrarse la crónica sin puntualizar un detalle, por todos conocido, y es que el Pingu tiene la cara como un tablón.
VIVA EL GRANADA CF !!

SEMPER FIDELIS