Visitaba esta semana el equipo de Águilas el coliseo granadinista, dentro de la miniliga que nos espera contra equipos murcianos en los próximos 3 encuentros (Águilas, Lorquí y Sangonera). Hacía una tarde magnífica y que incitaba a señalar a alguna señorita que hacía una temperatura adecuada para torrarse.
La primera alegría nos la dan los dos entrenadores, Tomé y Juanjo Enríquez, que alinearon a Felipe y a Tudela , cuyo apellido y número de camiseta respectivamente nos amenizaron la tarde con ricas e inspiradas rimas.
El partido comenzó con un vertiginoso ritmo de juego vertical, pero no hacia alante sino hacia 
arriba, regalándonos al respetable una amplia gama de exquisitos pelotazos sin ton ni son. En el minuto en el que uno ya se ha acabado 2 o 3 puñados de pipas, Mainz acertó con la portería local del visitante. Tariq de penalti, Benítez y Pallarés para el Águilas pusieron en seguida el electrónico en 3-1, aunque desde nuestro punto de vista el marcador siempre reflejara un claro 8 a 8. En las postrimerías de la primera parte llegó una de las claves del partido, cuando nuestro jugador nº 20 Felipe , de segundo apellido Huerta, tuvo la fortuna de anotar un tanto, desatando en la peña gatuna un mar de dudas entre ellos preguntando quién había marcado el gol.
Con un 4 a 1 que parecía definitivo se llegó al descanso, donde los peñistas hicieron un resumen de citas célebres para usarlas en un futuro en los ambientes más sofisticados, así como los pasos a seguir si se tienen pequeñas discrepancias con otros bañistas en la playa.
La segunda parte fue un calco de la primera, excepto en que no tuvo nada que ver en absoluto. El equipo murciano se dedicó a verlas venir, tal era la desconcentración de sus jugadores que ni el guardameta acertó a responder a los peñistas sobre las dudas de cuál era su dorsal. Sobrevinieron tres goles más, todos caerían al saco del equipo del señor Tudela. El árbitro , que parece que esta vez si que tenía una sexualidad definida, advirtió constantemente al número 8 visitante la indecencia de sus continuas pérdidas de tiempo tras el 7-1, hecho por el que se ganó la simpatía del peñista Clint que coincidió con el árbitro que este jugador estaba más pendiente de su lacio pelo que de reanudar el juego.
La semana que viene el equipo visita Lorquí con los ojos puestos en la cabeza... y los dedos en las manos. Por parte de este humilde cronista os emplazo hasta dentro de 2 semanas en Los Cármenes, nuestra EXCUSA ROJIBLANCA de siempre...